Petróleo y agua: las nuevas pesadillas de Kenia
Un grupo de niños juega en los canales que cruzan el campo de maíz de Kabulokor, en el distrito de
Loima, Condado de Turkana. top pharmacy chains in canada Cerca de ellos, sus padres participan en una reunión de la comunidad, a la sombra de un pequeño matorral. Los canales y el maiz son lo más importante que hay para los pastores que viven en Turkana, una vasta explanada de desierto en el noroeste de viagra non prescription Kenia, encajada entre las inestables fronteras de Etiopia, Sudán del Sur y Uganda. Desde hace décadas, la vida en este paraje reseco se sustenta gracias a los fondos de ayuda humanitaria que llegan desde los países europeos. Tanto que a día de hoy, según los datos de la estadounidense Fundación para el Desarrollo de África, el 75% de la población de Turkana depende de esta ayuda para sobrevivir. Solo en 2013, la Unión canadian pharmacy
ha financiado proyectos para la gestión de aguas por siete millones de euros, según datos oficiales. Pero durante un solo año, todo podría cambiar. El descubrimiento de yacimientos de petróleo en Lokichar Basin, en el sur de Turkana, podría, potencialmente, acabar con la pobreza en la zona para siempre. En las mismas perforaciones que han permitido acceder al crudo, pero a una diferente profundidad, el Gobierno local ha empezado a movilizar fondos para explorar nuevos depósitos de agua. Su explotación, según las primeras estimaciones, podría disparar de un 900% las reservas de agua de Kenya. Un equipo de periodistas se ha desplazado hasta la región para comprobar cómo petróleo y agua podrían convertirse en la salvación de la región. online pharmacy delivers to canada O en su nueva pesadilla.
Desplazados por el petróleo Los maizales de Kabulokor pueden considerarse un pequeño oasis agrícolo. Son una victoria para la comunidad local. Algo más de 2.100 familias, el gobierno local y las ONG han trabajado durante años para que esta zona de Turkana dejara de depender de los fondos internacionales. Johen Ebenyo Ewesit es el responsable de los proyectos de impulso de la democracia y de los derechos humanos que Intermon Oxfam mantiene en la zona, en un marco de proyectos de ‘gobvernance’ que financia la Unión Europea. “Petroleras e inversores llegaron a la zona sin que nadie se diera cuenta”, explica. “Levantaron tiendas azules y blancas y empezaron a despejar la zona de perforación sin que nadie supiese qué estaba pasando”. La británica Tullow Oil ha sido una de las petroleras que se han sentido atraídas por la región más abandonada y precaria del Kenya en cuanto empezó a olerse la presencia del ‘oro negro’. En mayo de 2013 el Gobierno convocó un encuentro apaciguador para anunciar la llegada de Tullow después de que los hechos se produjeran. Desde entonces, explica Ewsit, existen dos sistemas paralelos: coordinación a nivel nacional con los responsables del condado seleccionados por el Gobierno nacional por un lado; autoridades locales que han sido desahuciadas de la cialis medication price negociación en cuanto el Ministerio de Energía se ha sentado a la mesa. “Todavía
es un gran caos a la hora de tomar decisiones”, asegura este trabajador de Intermon Oxfam.. Cualquier polémica sobre estas actuaciones puede ser silenciada con la fuerza. La colaboración entre Tullow Oil y el Gobierno de Kenya prevé la presencia de una seguridad paramilitar a disposición de la empresa petrolera, según consta en el Memorandum of Understanding que oficializa el acuerdo y al que ha tenido acceso este periódico. Los pastores, cercados por las nuevas perforaciones, no tienen un sitio adonde ir. Agua, para el petróleo La comunidad local teme que los nuevos descubrimientos de agua se utilicen para la extracción de petróleo, una actividad que por sí sola puede contraminar los acuíferos, además del terreno de los maizales. El agua y el petróleo han sido encontrados en la misma estructura geológica, pero a diferente profundidad. La finalidad de su explotación, sin embargo, no ha sido desvelada. Los contratos que la regulan no son públicos y se está firmados sin contar con las autoridades locales que, durante años, han gestionado los pocos recursos de agua gracias a los fondos de la ayuda europea. Samson Otira Emirica, jefe de los proyectos de riego de la comunidad de Kabulokor, lleva años administrando los cultivos de maíz, sorghum, cebollas y tomates para dar de comer a la comunidad. “En cuanto se propaga la voz de una buena cosecha, aparecen amigos y familiares, miembros de la comunidad”, explica. Pero una sola cosecha mala puede hacer reaflorar la malnutrición. A pesar de ser quien controla la gestión de las aguas en la zona, Emirica nunca ha oído hablar de los nuevos descubrimientos. Se estima que la reserva albergue 207 billones de metros cúbicos de agua, según el informe de Radar Technologies International, que exploró la zona soportada por la UNESCO y con los fondos del Gobierno de Japón. El acuífero disparará las reservas de agua de Kenya del 900%, aseguran los expertos. Es la misma situación que denuncian William Kilimu y Chrispinus
Wafula, ingenieros al mando de la autoridad que gestiona el uso del agua en Turkana: se enteraron de la valoración del acuífero leyendo la prensa. “Radar Technologies International nos pidió datos para elaborar su estudio, pero en ningún momento se nos informó del resultado final”, que, a día de hoy, está disponible en la web de RTI. No hay noticia de él, a cambio, desde el Gobierno Nacional o el local, y tampoco entre las autoridades que gestionan la distribución del agua en la Rift Valley. A pesar de las peticiones de estos periodistas, ni RTI ni UNESCO o el Ministerio de Agua han facilitado los datos del estudio. Un proyecto poco viable Todas las ONG de la zona coinciden en algo: el acuífero no es un descubrimiento nuevo. “Se habla de él desde el 1969”, recuerda quien lleva décadas trabajando sobre el terreno. Desde el sector aseguran que solo ahora, descubierto el petróleo, es cuando el Gobierno ha empezado a buscar inversores para encontrar la financiación necesaria para la extracción del agua. La infraestructura es el mayor obstáculo. Gran parte de los 700.000 residentes en el Condado de Turkana, un terreno de 77.000 kilómetros cuadrados, tendría acceso al agua solo con la adecuada financiación. ¿Podría servir para dar una vida estable a la población de pastores nómadas de la zona?
La Misión española de Nariokotome se encuentra a escasos metros del lugar en el que se encontraron los restos humanos más antiguos. Padre Antonio Aguirre explica que el agua no tiene por qué significar un cambio hacia la agricultura para esta comunidad de pastores. La misión está equipada con grande maquinaria y ha construido 186 presas y decenas de estructuras para acumular el agua en todo el condado, gracias a los fondos de Cooperación Españoles y de otros países de la UE. Una red de misiones mantiene próspero jardines que, con plantas como dátiles y papayas, da de comer a 2.500 niños en 28 centros de nutrición. A pesar de estos recursos, “son muy pocas las comunidades que han utilizado el agua del aganado para beber. Quien está aquí http://cialisonline-certifiedtop.com/ sabe que es un error creer que pueda realizarse un cambio de estilo de vida así, de forma natural”. Cooperación: ¿En interés de quién? Más allá las perforaciones, desde los principales países donantes de Ayuda poco se está moviendo. Los que más aportan, EEUU, Reino Unido y la Unión Europea, todavía no han dado una respuesta a los desafíosque los descubrimiento de
petróleo y de agua llevan a Turkana. El Banco Mundial está haciendo de guía. Una partida de 50 millones de euros financiará un proyecto de asistencia técnica en la gestión de recursos naturales para el Gobierno de Kenya. Sin embargo, recuerda Lex Huuderman, Senior Expert para Petróleo, Gas y Minería en el Banco Mundial, la institución puede hacer recomendaciones, pero no obligar el Gobierno a ponerlas en práctica. Las ONG esperan en la ayuda privada. Varias de las que trabajan en Turkana han obtenido financiación desde la Fundación MacArthur. Crearán un centro de actividad de gestión de los recursos y un comité asesor para la gestión del petróleo. “Los donantes son de la misma nacionalidad de las compañías de petróleo”, argumenta Hadley Becha, director del Grupo de Trabajo
de Petróleo y Gas, unión de ONG dedicada a temas medioambientales. “Hay mucho que pueden hacer, empezando por influenciar a los inversores ya en las primeras fases para asegurar que las compañías estén sobre el terreno y que los estudios reflejen la realidad”. Entre los maizales de Kabulokor, los residentes siguen ignorando los descubrimientos de petróleo y agua. Su mayor amenaza es que los camellos o las vacas irrumpan en los campos destrozándolos o comiendo los frutos de la cosecha. Pero la noticia ha alcanzado ya el resto del mundo. Las compañías estadounidenses Apache y ERHC Energy, además de la británica Bowleven Oil & Gas ya han comenzado a explorar el territorio en Turkana. La nueva oleada de ayuda internacional, a cambio, está todavía pendiente de ser anunciada. Una versión reducida de este reportaje se ha publicado en el diario El Mundo.
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